Una de las cosas que más me llama la atención hoy día, es que todos los que tenemos negocios de cara al público, o sea con relaciones interpersonales , no nos damos cuenta de que ésta es la que más influye en la buena marcha del negocio.Es evidente que comercial naces y difiícilmente te haces.Puedes llegar a mejorar tus actitudes y aptitudes pero está claro que cuando una persona tiene vocación comercial, es porque habitualmente lo lleva dentro.En la actualidad este valor se nos supone, como se decía antiguamente en la mili, y es que los empresarios creemos que todos los que están en puestos de cara al cliente son comerciales.Pues no, muchos ni lo son, ni quieren serlo, y lo peor de todo, estamos sacrificando nuestro negocio, y el sueño de estos empleados, que tienen que pensar cada día en estar en un lugar que no les es agradable. Solo con ver a una persona detrás de un mostrador uno conoce sus posibilidades.Esto es algo que ocurre en turismo y en turismo rural. A veces uno deja el negocio en manos de alguien de un pueblo, o de un bar, conocidos, pero que no tratarán al cliente como tú en esa primera impresión que es la que cuenta, porque no tienen vocación comercial.En el turismo en general existe este handicap y en parte puede venir debido a lo que los estudiantes de turismo piensan que se encontrarn una vez en el puesto de trabajo, algo muy diferente a lo que les ha llevado a escoger la titulación.Esto te hace verlos en recepciones de hoteles, restaurantes, etc, como almas en pena. En T.Rural ocurre , más local y con menos preparación , pero ocurre. Lo que está claro es que por el bien de los clientes, uno no puede ser comercial sino le gusta el trato con la gente, la información desinteresada, un cierto altruismo, etc, .Esto debemos tenerlo muy en cuenta los empresarios de turismo, porque lo que estamos consiguiendo son personas insatisfechas, que influyen en el desarrollo positivo del negocio.