La comedia brillantemente escrita por Moliere en tres actos, se corresponde con lo que ocurre en Turismo en el momento actual. Los tres actos se corresponden con la compra de producto turístico, el infortunado accidente del comprador, y la interpretación posterior en los tribunales de Argán, el turista imaginario capaz de hacer lo posible por llevarse mal con su atento empresario con el fin de que la justicia le de la razón económica que le asegure un futuro más feliz.

Hace casi dos años, un cliente se cayó por una escalera por llevar una maleta de forma imprudente. El empresario de turismo le atendió, le brindó todo su apoyo y hasta el enfermo(en aquél momento lúcido), se disculpó asumiendo su imprudente forma de bajar una escalera. Esta enfermedad ficticia corroe no solo al enfermo que sino también su entorno sucumbe ante la posibilidad de que económicamte puedan surgir posibilidades de dicho «delirio».  Estas personas alrededor del turista imaginario, solo hacen enfermarlo y hacerlo creer que una reclamación basadas en pruebas nada demostrables, tendría un tratamiento implacable por el derecho.

Pruebas, malas intenciones, peritajes caros, abogados, jueces y muchos actores, discurren por la escena en la que el turista imaginario aduce cambios de construcción en un lugar que el mismo había reconocido como imprudente en su utilización. La enfermedad se extendía mientras vilmente era vitoreado por sus amigos, algo que era desenmascarado por las personas que con honradez, habían atendido a un turista que sufría delirios en contra no solo de un producto, sino de un sistema.

PD. Es totalmente real y ocurre con los turistas en una parte que va in crescendo. Los empresarios de turismo, debemos estar preparados para atender sin dilaciones los delirios de estos «enfermos».