Hace unos días regresé de NYC. El año pasado la gran nevada y ahora el gran huracán. Finales de Octubre queda claro, no es el mejor momento para visitar esta fantástica ciudad. Sandy podría ser el culpable de la estrategia de empresas que aún no tienen sus datos volcados en la nube. La desconfianza y tardanza en esta adopción, puede ser quien marque la rentabilidad y operatividad en los días posteriores al huracán. Todos queremos estar en un entorno de multidispositivos en nuestro día a día, pero más vinculado a una actividad táctica, o sea, social, que estratégica.

Hace poco, en el IV Think Tank que llevábamos a cabo con Segittur en Madrid, quedaba claro que la adopción del Cloud es aún algo incipiente en España, pero que no tenía marcha atrás. Si los daños en EEUU serán cuantiosos por la no definitiva adopción del mismo, me pregunto qué ocurriría en España si un fenómeno como el Sandy tuviera lugar. Sería un desastre para un economía que pasa por malos momentos, agravados por la dependencia de sistemas y la dependencia de esas personas a un mismo terminal.

En mi viaje, confié todo a una plataforma. Esa plataforma falló además de una deficitaria estrategia en la nube. Durante un día, dejé de tener acceso a todos mis contactos, mis citas, y mis correos, algo que nunca hubiera ocurrido si hubiera utilizado icloud de forma profesional como hacía en España. Al final, un terminal más o menos, es el acceso a una copia de respaldo, lo que bien analizado, es el acceso a toda tu estrategia en otro país.

Sandy sacude a un país preparado en el  que los datos estarán en su mayoría listos para empezar a funcionar tras la debacle. En mi caso, era un toda mi vida en un país que no sabía nada de mí porqué no pensé en la estrategia, sino en la táctica y en la dependencia de un sistema ligado a un aparato que llevas en tu mano, algo que va en contra de una visión global.

Mientras yo pasaba un delicado momento por un terminal, los datos en la nube seguían funcionando. El tiempo de tener los datos en la nube durante mi desastre, contrasta con la protección del daño físico que supone nuestra creencia en un terminal que sin huracanes, suele fallar. No volveré a tener estructuras físicas en otro país, de las que dependa mi conexión con mi día a día, algo que los americanos aprenden de cada desastre natural, y otros de cada desastre personal……