Este es un post invitado de Kiko Sesma (@kikosesma en Twitter), CEO de Direvent
Me considero un cliente tipo dentro del ámbito turístico, vacaciones familiares con niños pequeños, un periodo disponible de 7-10 días y búsqueda de comodidad para todos los componentes del viaje (adultos y niños), en el que cada uno busca lo suyo, descansar, tomar el sol, no hacer nada, leer, participar en alguna actividad, hacer amigos, …. Acabo de llegar de mis vacaciones por el Sur (yo soy del Norte) bajo el modelo Todo Incluido (TI) en un hotel de Huelva y la verdad es que la experiencia de este año me ha llevado a reflexionar, como como los modelos ofertados impactan en el sector turístico local complementario al alojamiento (pequeños comercios, restaurantes, bares, locales de ocio, empresas de turismo activo,…).
Doy por hecho que habrá muchos estudios analizando la influencia de estos formatos en el tejido empresarial turístico, pero la verdad es que intuyo que el impacto es enorme. En mi caso y en el de muchas familias por lo que pude observar, la opción Todo Incluido hace que pases días enteros en el hotel o en sus servicios vinculados con todo resuelto: la actividad de los niños y la de los adultos, las comidas, desplazamientos,…. Los clientes no «consumen» los servicios locales complementarios al alojamiento y se centran en explotar al máximo «la pulsera TI» que da acceso a todos esos servicios. Mientras tanto, muchos pequeños negocios que quizás hace años «hacían su agosto» ahora tan solo sobreviven y además con un futuro poco prometedor.
Este fenómeno, desde mi punto de vista, varía en función de sus zonas de influencia, así como en el levante, el sur y las islas, el TI es en muchos casos una gran ventaja para una gran parte de los turistas, en el norte o el interior este formato es casi inexistente, lo cual permite desarrollar un tejido de pymes turísticas alrededor de los alojamientos que complementan la oferta turística. Quizás tenga que ver con el tiempo, ya que el Sur te asegura casi siempre un buen tiempo lo cual centra la actividad alrededor del Sol (playa-piscina), frente al Norte donde el no saber el tiempo que va a hacer, te deja abierta la posibilidad de decidir día a día la opción de playa, turismo cultural, gastronómico, ….
La realidad, al menos en mi caso, es que cuando veraneaba en los años 80 con mis padres, pasaba mucho más tiempo fuera del hotel con el consiguiente gasto en estos establecimientos, frente a la facilidad actual de tener todo casi resuelto con una simple pulsera, tanto a nivel de manutención como de actividades lúdicas. Supongo que mi situación vital actual, influenciada por la presencia de los «pequeños», me lleva a este formato de viaje y en un futuro, cuando hayan volado del nido, retomaremos el placer por descubrir nuestros lugares de destino con otros formatos (solo alojamiento o alojamiento y desayuno).
Anexo 1. El Todo Incluido me ha hecho darme cuenta de que el país tiene un auténtico problema de obesidad (de adultos y niños). He visto platos imposibles, que ni el propio Ferrán Adriá podría haber ideado, con una combinación de productos digna de estudio.
Anexo 2. Al impacto del formato del TI en estos negocios complementarios hay que añadir el efecto crisis, por el cual los turistas limitan cualquier coste adicional al viaje contratado. Espero al menos que el incremento de turistas extranjeros compense esta realidad nacional.
Juan Otero
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