Se mire como se mire,  la teoría de que menos es más está más vigente que nunca. En un momento en que se habla de austeridad, el sector tecnológico sigue invirtiendo de forma considerable. Si un producto tecnológico tiene cada vez más cosas( dudo que nadie compre un teléfono sin cámara ahora mismo), las empresas turísticas deben tener más. Los precios bajan y lo que comienza de forma fantasiosa entre los clientes que eligen un destino, se convierte en una exigencia cada vez más común en el sector turístico. Ya no puedes dar marcha atrás y vender tu casa si wifi, sin bañeras de hidromasaje, sin diseño. Ya no, no es posible volver a los «telefonos sin cámara» ni a » los elevalunas de coche manual» aplicado al sector turismo. Se trata de estar «armado» hasta los dientes.

Los destinos, y lo comentaba ayer, deben empezar a mircrosegmentar el análisis del mismo. Deben empezar a ser minimalistas en sus planteamientos, porque los turistas empiezan a ver la fatiga de los que hacen lo contrario y el aspecto económico de los que tienen menos recursos empieza a tener una influencia importante en la nueva forma de entender el turismo.

Los destinos, deben tener la capacidad de además de ofrecer un producto elegante, guardar bajo su estrategia futura y desarrollarla poco a poco, los diferentes micronichos que existen. Si comparamos  a un destino con Apple, entenderemos que esa es la forma de proceder. Aunque sea un producto caro, siempre encuentran la fórmula para sorprender. Hace tiempo que dije que los destinos no viven de los slogans, y que el hardware es al destino como el software es al micronicho del destino. Los gadgets ya no son para geeks, y los destinos ya no son para turistas.  No hemos activado todos los botones, todas las fuentes y no existe tecno-austeridad ni destino-austeridad. Simplemente las cosas han cambiado y ha llegado la hora de que los gobiernos aprecien el minimalismo.