Ultimamente, nuestro país carente de ideas en la forma de ejecutar el turismo, basa siempre su actitud en la búsqueda de proyectos globales para una sociedad cada día más particularizada, segmentada y menos global en la toma de decisiones. Vamos, nos encanta oir de todo, pero tomamos las decisiones empresariales en casa, o sea, delante del ordenador. Leyendo el proyecto Prointur, que anuncia Revista80 días, siempre se me viene a la cabeza, lo que me pasa algunas veces(cada día menos), de ser invitado a lugares en los que las conferencias y las actitudes globales de venta o muestra del producto, durán 2-3 horas. Al final, aplauso, y todos felices.
Los proyectos globales en turismo, no le interesan a empresarios pequeños, salvo que tengan unas miras muy altas, y una proactividad desmesurada. Los proyectos globales, forman parte de esos dossieres que esperan en tu casa, la recogida del papel uno de esos dos días que existen en el calendario de recogida de cartón y papel. Los proyectos son pormenorizados y empresarialmente singulares, porque cada cliente final piensa de una forma, y cada empresario, ejecuta las cosas a su manera.
Cuando lanzas un proyecto a un tejido empresarial, antes debes conocer la estrategia que sigue, pero sobre todo la que quiere seguir ese sector. Y sobre todo, la transparencia que existe en el proyecto que comunicas al sector. Tú no puedes vender herramientas mayoristas, cuando muchas empresas de turismo rural, no saben ni lo que es un mayorista, ni a qué se dedica, ni cuál es su precio de cesión minorista, ni si ese canal le es atractivo a ambos por varios motivos, por lo tanto, antes de lanzar el producto, infórmate empresa a empresa, cuál es su interés y sus objetivos.
Se acabarán los proyectos globlales, porque la decisión de compra la toma el cliente, y como dicen Victor y Fernando en Crossumer, a éste ya no hay quien le ponga el cascabel. Si el cliente es quién decide de forma unipersonal, después de oir a muchas otras variables, porqué el empecinamiento de este país, para pasearse por saraos contando lo que nadie quiere oir. ¿No sería más fácil, analizar CCAA por CCAA, cada problemática, y buscar soluciones regionales?¿ No sería más interesante designar grupos de trabajo con cada x empresarios para desarrollar el proyecto que a ellos, si, si, a ellos, les piden los clientes?.
Es preferible que queden desiertos la adjudicación de proyectos globales, antes que considerar que por no perderlos, se perderán los propietarios y por ende los clientes. La madurez de este sector, está en la categoría de turismo por lo cuantitativo del tema, pero no se ha buscado lo cualitativo, lo personal. Se corre, se corre mucho para consumir temas globales, en una economía de la atención cada vez más microsegmentada.
Me temo que los proyectos globales tienen sus horas contadas. Los clientes no los quieren, y los empresarios que tenemos que escucharlos, tampoco nos interesan. Pienso que se cubre más un expediente, que se busca el resultado final del proyecto. En fin, algún día espero que alguien llame a empresarios de turismo, para interesarse por su producto y ver de forma particular en qué se le puede ayudar. Lo demás, es simple y llanamente, Burocracia. ¿Veís la gota de la foto?, pues el día que el proyecto apunte ahí, contad conmigo..
Disclaimer: Esto es lo que dice la interesante revista 80 días sobre este post
Juan Otero
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4 Comentarios
Se irá minimizando al intermediario. Es una manera de abaratar el precio de los servicios y de ganar más el hotelero, siempre y cuando, el número de habitaciones sea bajo y el break even lo consiga a nivel pequeño. ¿Cantidad o calidad? Sí nos dedicamos, por necesidad de cubrir costes a bajar los precios para llenar un hotel como sea y perder menos, los clientes se irán insatisfechos. Estos ni vuelven y hablaran mal del sitio.
Los tour operadores que se dediquen a otra cosa, han especulado, encarecen todo y pagan tarde, mal o nunca y no hicieron ninguna inversión de capital, no tienen nada que perder.
Cuando se es pequeño, no compensa la globalización. Es mejor trabajarlo «caseramente» y dedicar mas al cliente individual.
Es mucho mejor tener el 15% de Wall Mart que el 85% de nada.
Hay que regresar al génesis del negocio.
ANGEL
Lo de Angel Marcos es muy interesante y merece un comentario aparte….creo que voy a dicrepar con él.
Juan respecto a tu post, yo pienso que no interesan (a quién «manda» o decide) para nada los empresarios turísticos y casi no interesan ni los clientes (éstos muy al final sí porque son decisorios), lo único que interesa es el proyecto global y bien presupuestado porque no concreta nada, ni exige nada, no necesita soluciones (cuenta de resultados), por lo tanto como es humo se tiñe del color que convenga y se «vende» siempre como éxito, bien «maquillado» como resultado global, osea nada, porque unos van para un lado y otros para otro según las explicaciones que convenga utilizar….como si en éste Negocio todos fueran tontos.
Al final la enorme soledad del pequeño empresario intentando primero conseguir clientes, después fidelizar y finalmente que á su Empresa le salgan los números para que pueda seguir funcionando. !Aquí está la madre del cordero!!.
Todo es sencillo pero se necesita complicar al máximo porque existe mucho dinero en juego. Siempre el dinero gobernando todo. Así estamos.
Un saludo, Juan. Rafael Secades
@ Rafael Que duda cabe que el despiste es siempre el mejor estado para poder enmascarar las cosas. Me gustaría que en los proyectos globales fueran intereses de los que los crean. Esa pasta, es diferente, sin duda.
saludos
Juan
Hola Angel Marcos, el tema de los touroperadores o intermediarios creo que no desaparecerá nunca porque guste o no guste son una parte en el negocio, en donde ellos también tienen mucho que perder si no venden, en cualquier periodo del mercado, con crisis y sin crisis. Un grave error es la excesiva dependencia de unas Empresas que de números lo saben casi todo y los calculan muy bien en su beneficio.
El mejor negocio es cuando resulta compartido y satisface, además de producir recursos económicos.
Finalmente pienso que a los pequeños empresarios modernos también les interesa la globalización, pero vinculados como «parte», como instrumento útil, nunca como convidados de piedra a modo de «florero».
Saludos. Rafael Secades