En un mundo en el que el software libre está cada vez tomando más posiciones y en el cual el cliente pasa a ser el que promueve los cambios, el marketing online debe trabajar en el mismo sentido. Los clientes son capaces de decidir que es lo que mejor evoluciona en tu negocio y cuales son las preferencias que lo hacen más atractivo. En la venta final, el cliente puede ayudar a aportar muchos datos, y en la venta empresarial al canal cliente, debe prevalecer la profesionalidad para evitar que los proveedores pongan cortapisas a un mundo tan rápido, evolutivo y a la vez, fácilmente vulnerable como Internet.

Si basas toda tu operatibidad en el posicionamiento, puedes descartar otras áreas, amén de no encontrar nunca el lugar adecuado de ese fantástico «click». Si basas tu operatividad en una web interesante, puedes descartar el efecto papel que vuelve a estar de moda, en forma de «tarjeta para networking«. Si basas tu operatividad en los portales, puedes descartar clientes que no basan sus búsquedas online, sino en otros canales. Y si basas tu operatividad en poner cortapisas a que los clientes puedan ayudarte a mejorar tu negocio, y desplazas tu centro de beneficios al centro de costes, puedes empezar a pensar en el nuevo turismo Low cost.

Ni el Marketing online es ahora lo más novedoso, ni el marketing tradicional ha quedado obsoleto. Los clientes pasan a la acción en una declaración de intenciones que ya se conocía anteriormente. Ahora, parece ser que la justificación de esta nueva variación es que o estamos online o no sobreviviremos al futuro. Si, es probable pero para ello necesitamos primero conocer que puede dar de sí esta nueva joint venture entre lo tradicional y lo online, entre el papel y la pantalla, entre el boli y el ratón. El riesgo es compartido y no se trata de formar una sociedad, esta ya existe, sino de formar un objetivo común, el del cliente y el tuyo. Antes era solo el tuyo.
Ahora, el contrato entre el cliente y tú, lo forma el objetivo, el incumplimiento, el muto acuerdo, y el vencimiento del mismo al no pasar del plazo establecido. El objetivo es el que ambos formen parte de ese núcleo decisivo de por donde irá el negocio. Ya no se trata de asesorar al turista, se trata de consensuar con él. El incumplimiento basado en la no aceptación de que el turista pueda decidir, con lo cuál quedarás a merced del tsunami social. El mutuo acuerdo como la responsabilidad de remar en la misma dirección: yo obtengo lo que quiero diría el cliente, y tú me ofreces lo que necesito. Y lo peor, la fecha de caducidad. Bueno, lo peor sino estás preparado. Lo mejor si consideras que el futuro turístico pasa por hacer una interesante Joint Venture con tu cliente y permitirle que decida como mejorar no solo tu negocio, sino la apuesta turística del futuro. Hay incluso quien la hace con los animales, y es que en América everything is possible.