Los cuadros y su contenido definen un antes y un después. En turismo siempre que tu tengas un antes, es fácil que puedas tener un después. En otro caso, debes buscar ese antes para predisponer tu futuro. Es más, aunque hayas hecho tu negocio en una época actual, es fácil que tengas una historia en esos cimientos que montaste el mismo. Hoy estuve en Casa Morán, para mí, uno de los lugares más entrañables de Asturias. Cuando llegué salude a toda la familia, Rosita, Miguel, su hijo, su cuñada, vamos a todos. Hacía tiempo que no iba, y me debía una visita.

Al llegar y vertmout en mano, pasé revista a un cuadro que tienen de 1912. En él lo que antes era Casa Morán con lo carros amarrados a la entrada, y varias personas en el mismo, y en mi cabeza lo que es Casa Morán con los coches aparacados a la entrada, y muchísimas personas en el mismo. ¿Qué ha ocurrido desde entonces?. Es muy fácil. No conozco la historia de los Morán, solo me baso en mi apreciación, que evidentemente puede ser poco rigurosa, pero no creo que me vaya mucho de lo que es un negocio de futuro, de casi cien años, medalla al trabajo en ristre.

Tienen tres primeros y cuatro segundos. Tienen cuatro tipos de vinos. Tienen tres postres. Tienen un trato familiar hacia el cliente, con Conchita y Rosita en el resultado de los fogones y Miguel padre e hijo en el digestivo después de. Tienen un CRM digno de estudiar en las mejores Escuelas de Negocio, y sobre manera tienen el interés porque el cliente salga contento. Este último estado de ánimo es el que te impregnan dos profesionales tranquilos y cariñosos, concentrados y rigurosos, que están siempre donde el negocio empieza, o sea, al final de la compra del artículo.

Si, así es, ningún producto es tan bueno al principio como resulta al final. Porque cuando lo compras, se le supone las prestaciones, pero al perder su continente, aprecias más su contenido.

La familia Morán, en casi 100 años, ha sabido conjugar el continente con el contenido, lo profesional con lo personal y la eficiencia con la eficacia. Son símbolo de la cocina tradicional asturiana, y los años en este caso, son solo una referencia a un proyecto serio y profesional, enmarcado en un cuadro. Ojalá hubiese muchos cuadros como este, porque ello significaría que Asturias estaría hecha, a pesar de los tiempos, por profesionales inmortales.