Como se ve en la fotografía, los empleados que trabajan en los nuevos alojamientos, han colocado un ramo en el tejado. Desconocía que en Asturias, existe una tradición mediante la cual al terminar un tejado se coloca el subsodicho en el mismo. Forma parte del reto que implica trabajar en las alturas, vencer a las inclemencias durante un largo tiempo y darle una señal inequívoca de que las cosas se van terminado. De hecho, cuando tenemos nuestra «azotea» tapada, somos menos vulnerables.

Los tejados implican una historia muy interesante en las casas. Pasamos por muchos pueblos y es realmente importante fijarnos en la cantidad de historias que pueden albergar. Algunos están en muy mal estado, pero en general y en una región como Asturias, donde llueve continuamente, deben tener un estado de conservación bueno. Antes existían personas llamadas retellones(en Asturias retejar es arreglar el tejado) que depuraban sus fisuras. Hoy día, es difícil encontrarlos y muchos tejados sufren antes de ser arreglados por algún miembro del sector construcción.

Como se ve, en los pueblos siguen manteniéndose costumbres no solo después de las construcciones, sino antes de las mismas. Quizás sea un augurio de buena suerte, quizás sea el KO sobre el reto de trabajar en las alturas, quizás sea el desafío a las inclemencias, quizás el interés por comenzar otra obra, quizás el hecho de acabar el lugar que manda el resto del cuerpo, digo del inmueble, quizás…… Pues eso, cada uno  que acabe su obra, puede pensar en su quizás.