Ayer estuve en la finca de Manuel Cimas y Emilia Fernández en la Vega de Aguín. Lo que más me llamó la atención, es la tecnología usada para controlar el proceso de crecimiento del kiwi. Manuel, con plantaciones referentes en el Norte de España, y más de 25 años en ese sector, sabe que las Tic tienen una labor importante en el desarrollo del producto. Me comentaba cómo a través de una estación meteorológica y sus mensajes sms al móvil, controlaba que las temperaturas fueran las correctas en cada momento. Asturias, es una región en la que puedes tener como ayer 24 grados, y en una hora 15. Estas oscilaciones infringen un daño importantísimo a la planta.

Manuel entiende que en el campo, los procesos tienen una rigurosidad y un método. Este, es el que se logra en las pequeñas villas a través de la implantación de grandes empresas con rigurosos procesos en su cadena. Pueden existir muchas personas con conocimientos agrícolas, pero interesa metodología y coherencia en el trabajo. Quien ha trabajado en una gran empresa, sabe que las cosas funcionan porque existen una disciplina. De ahí que debemos tener en cuenta la formación de personas en estas empresas más allá de la creación de trabajo, incluido en el campo.

Cuando fabricas algo, tienes en tu mano la llave de la comercialización. Pero si no manejas todos los canales, corres el riesgo de que quien lo sabe, te apriete tanto en la negociación que tus márgenes sufran considerablemente. Manuel, tiene un producto único. LLevo viendo kiwis durante años, y por algo es el máximo exponente de toda la Cornisa Cantábrica. Para avanzar en la zona geográfica, dispone de cámaras imponentes para guardar la mercancía, sin que tenga que vender rápido. Es por ello, que ya prepara el asalto al mundo online, con lo que el fabricante agrícola, elimina a los intermediarios y entre origen y destino ya solo hay una información directa y no fraccionada.

En el campo, se necesita tecnología, disciplina y comercialización. Puedes tener el mejor producto del mundo, pero sin estas tres premisas, no existirá supervivencia posible. No existe en Asturias, una venta masiva de los productos del campo que creo sería muy interesantes para todos. A veces, eso del arraigo y de los métodos tradicionales, termina por no permitir que otros procesos hagan el desarrollo que realmente es efectivo en este momento. Todos compramos productos de otros países, y la comodidad empieza a instaurarse en nuestros días. Espero que Asturias lo tenga claro al margen de sentimentalismos, porque todos ganaremos en frescura, en precio, y en visibilidad.