Como la película de Willian Hurt, una gran parte de los turistas que recibe Asturias, llegan a las casas rurales de forma accidental. Todos sufren el duro golpe de viajar al extranjero, gastar una mayor cantidad de dinero y ejercer una menor situación grupal(es más caro). Como en la película, caen en la apatía al pensar que no es necesario irse muy lejos para encontrar lugares fantásticos, y su propio entorno empieza a recordarle en cada puente o fin de semana, la cantidad de cosas que han podido hacer en lugares cercanos.

Veo a muchos turistas accidentales. Una gran mayoría siguen vinculados a nuestros negocios de turismo y nos ofrecen recomendaciones una vez han abandonado los mismos. Han llegado de forma accidental, y se han convertido en prolongaciones de nuestros negocios. El turismo se ha convertido en un maremagnum en el que tienes que convertir la asistencia casual de un cliente, en una red social capaz no solo de contribuir a tu rentabilidad, sino de sentir la necesidad de que todo lo que rodea a tu alojamiento, sea un motivo de recuerdo. La soledad del turista, ha pasado a convertirse en una distribución social capaz de controlar los negocios turísticos.

Los golpes del destino, son en este caso los que ofrece no solo la ubicación, sino el destino turístico al que va el turista accidental. Es importante que el empresario no sea un mero espectador y pueda devolverle esos golpes en forma de recurso turístico social. El Recurso Turístico existe, pero el reclamo social es el que hace que dicho reclamo se expanda de forma imparable y global.