Que duda cabe que cuando llevas varios años viviendo en un lugar, piensas siempre como fue, como es y como será. El grado de osbsolescencia lo pones tú en boca de visita turística. Cuando se habla de los años 70 en modas, costumbres, vivencias, y una larga fila de Labs que te ubican en una época determinada, dicha situación se traslada al turismo. La evolución de un destino, sea cual fuere su ubicación, la ves en la calle. En la calle, ves diferentes culturas, diferentes puestos de venta, diferentes visitas guiadas, diferentes intereseses comerciales y diferentes intenciones. Si, que fácil, en la calle está el futuro turístico.
Para que la calle se llene de ese futuro turístico, o sea asiáticos, europeos, americanos, africanos, etc, es necesaria una correcta política turística. Alguien puede pensar que los destinos son un cheque al portador, o sea al turista, pero tienen fecha de caducidad, en función de los conservantes. Y no solo en lo físico que es lo que se ve, sino en lo que no se ve, que es lo que hace que lo demás funcione.
Si los destinos importantes tienen que cambiar su focalización, su vinculación a las Tic, su posicionamiento en la mente del consumidor, y su reconversión de marca, no entiendo porqué los pequeños destinos, no empiezan a hacer lo mismo. Lo mismo, empieza por bancos para que se sienten los clientes, lo mismo empieza por limpieza de ríos y avistamientos de determinados animales, lo mismo empieza por darle a la gastronomía algo más que jornadas, lo mismo empieza por pensar en cuantas personas vienen al concejo, de donde vienen, y cuales son sus tendencias. Porque, a veces estás en la misma manzana, dando vueltas a la misma calle y eso si que es peligroso.
Los clientes se pierden, se fugan o desaparecen tan rápido que sino tienes una interesante planificación puedes empezar a tener problemas. Los hoteles pequeños, no pueden tener los mismos precios que los grandes. Las tapas en las cervecerias no pueden costar lo mismo que comer en un restaurante con mantel. Las aerolíneas no pueden ser caras en función de la demanda, deben empezar a estudiar los costes no en función del combustible, sino de otros valores que las harán más rentables como antaño, las carreteras con peajes no pueden estar hechas un desastre, amén del incremento para el turista, y un largo etc, que debe ser puesto a buen recaudo como mejoras que en su día se implementaron, pero que hoy no están vigentes. ¿Porqué?. Porque lo que hacemos es evadir turista nacional. Nuestra fuente de ingresos 365 días al año, busca otros destinos que por precio- calidad, le son más interesantes. Y aunque sumamos extranjeros, restamos nacionales, con lo cual no acabamos de despegar.
El turismo ha cambiado en la forma, pero en el fondo sigue igual. El el fondo, existen muchos apartados que ahora se valoran y antes no, pero en la forma, sigue siendo igual. La clarividencia de este sector, no pasa por saber cuantos americanos han visitado tu región, tu ciudad o tu villa, sino cual es la rentabilidad de esa visita. Esa forma si ha cambiado, y el turista tiene que ser rentable, porque el negocio al que se le vincula, es de los más importantes en nuestra economía, y si este no lo es, habrá que cambiar estrategias en la forma de la empresa turística, para evitar fuga de talentos, digo de clientes, y es que el talento siempre va allá donde hay un cliente. Es simple y llanamente la evolución empresarial.
Juan Otero
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