No es la primera llamada de una empresa de vending que recibo. Hoy sin falta, una más. Instalar en las casas rurales, una máquina de vending. Así pues, café express, patatas express, agua expréss, y turismo rural express, porque si ya no te paras ni a desayunar de forma artesanal y tranquila,  contemplando el sonido de un pájaro o una esquila de una vaca, pensando en que al introducir una moneditan te dará tu desayuno «ideal», ¿Qué te queda de diferente con ese día de ciudad, donde en cualquier esquina logras avituallarte a cambio de 50 céntimos, hasta que en el mejor de los casos comas comida preparada?. Y eso si el paquete no se queda colgado al caer al vacio.

Las máquinas de vending son parte del decorado de una ciudad, donde el ritmo de vida te obliga a parar  para avituallarte en una esquina, donde estos temtempies son muy estimados, y donde en una oficina que no sales en todo el día pueden ser un compañero interesante. Pero, en Turismo Rural, yo no lo veo. Los viajeros quieres desayunar tranquilamente contemplando el paisaje, quieren no ver un producto que les recordaría a toda la semana de trabajo, y quieren no tener un armatroste de este calibre en una casa rural, porque ni decorado de Rambo sería atractivo.

Cada cosa tiene una ubicación, y el sentido de la venta no implica que quieras posicionar un producto en cualquier ámbito, porque existen entornos que por su idiosincrasia, no te permiten que ese producto forme parte de tu cuenta de resultados.

De momento, seguiré paseando por delante de los alojamientos, y espero que viendo a los viajeros, desayunar plácidamente en su mesa, saboreando lo que no solo mi región, sino todas las regiones de España, ofrecen a esa hora tan atractivamente rural´.