Hace tiempo, leí el fantástico libro de Robert Kiyosaki con el titulo que arriba menciono. La situación es la que nos ocurre a todos en la mayoría de nuestras vidas, cuando uno tiene un padre pobre y encuentra un padre rico fuera del entorno familiar. Cuando me refiero a pobre o rico, no me refiero a situación económica, sino a la forma de emprender los negocios y de ver el futuro con una visión empresarial más sólida.
Tenia un amigo que su padre contaba con un negocio de éxito en los años 70, 80 y porque no, 90. De ese negocio vivieron una familia de 4 miembros durante muchos años, hasta que dicho padre falleció. Su mujer continuó con el negocio siguiendo la línea de actuación anterior, pero con una diferencia: la competencia era brutal y las villas crecían enviando a los clientes a las grandes ciudades.
A ese negocio, como a los buenos negocios, se le arrimaron inversores para cambiar la tendencia de 9 metros cuadrados, en cadenas de otros negocios, aprovechando el Know how de este padre pobre. Como no tenía mentalidad de negocios crecientes, prósperos, famosos y de futuro, decicidio quedarse en el sitio y seguir a su ritmo. Evidentemente, los inversores se fueron con el dinero a otro lugar, la competencia creció a su alrededor, y su negocio dejó de ser tan próspero, dándole a su mujer la herencia de un balón de oxígeno que duró veinte años.
Uno de los dos Hijos de este Padre, estudió, viajó, y en uno de esos estudios tuvo un buen consejero. A este hijo, le gustaba ser hijo de Padre Pobre, en el sentido de que quería continuar con lo que Robert llama , la carrera de la rata, o sea , trabajas mucho, te empeñas mucho, ganas mucho, gastas mucho, al final, para una empresa, y escuchó lo que le dijo un reconocido asesor empresarial: si tienes un negocio, ¿porqué no te dedicas a el?, y lo conviertes en un negocio próspero. Pensando, pensando, se dió cuenta de que tenia razón: porqué no aplicar sus conociemientos a un negocio que en teoría tenia un recorrido alto, solo era cuestión de imprimirle un ritmo diferente, y ser más arriesgado.
Empezó a arriesgar, compro terrenos, continuó creciendo, marca un ritmo alto en los negocios que le rodean, y ha borrado de su mente, la posibilidad de no considerar el crecimiento como su medicina diaria. Existen muchos casos de este tipo en cualquier lugar y en cualquier sector, lo importante es saber cuando debes elegir a tu padre, independientemente de que llegues a casa todos los días y estes feliz con tu familia, pero empresarialmente hablando debes saber elegir el otro lado, en el caso de que no lo tengas en tu familia. Si lo tienes, eres un privilegiado.
No te traumatizes teniendo dos padres. En este negocio, creo que tenemos más de dos, porque para las marcas, necesitas unos, para las TIC, necesitas otros, para el asesoramiento bancario, necesitas otro, y asi continuamente. Lo importante de este relato, es que cualquier negocio que uno emprende en este sector, debe ser visto como idea de futuro, con un proyecto sólido, sin miedo a la competencia, capaz de crecer, y abierto a la inversión, para evitar la muerte por inanicion. Es al fin y al cabo, el camino que elegiste.
Juan Otero
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