Las negociaciones en el otro lado de la mesa siempre tienen una visión diferente. Imagina que quieres operar al perro de un vecino mientras el veterinario te ayuda…..En ese momento, él está fuera de la mesa y tú estás dentro.

Cuando ocurre esto, procuras no ceder la importancia de quien te ha dejado un trozo de madera para vencer esa opinión saboteable. Antes de esto, empieza el dilema de la lucha por el espacio del cliente: ¿Quién debe ser atendido primero, un cliente o un proveedor?.

Cuando tú no ofreces la disponibilidad de ese espacio, obligas al cliente a preguntar por él. Ningún calendario cambiará la elección del producto salvo que no estés interesado en el mismo, lo que implica que estás tratando a tus consumidores peor……

¿Alguien cree que los clientes se van a preocupar de qué proveedor tenía el calendario?. ¿Alguien cree que los clientes se van a preocupar de cómo reservaron?. Y todo esto sin crearles una ansiedad «social» que les lleve a pensar que algún día tuvieron que comunicarlo en las redes sociales…….El consumidor cada vez es más independiente y su visión es solo «para esta fecha» como la petición de una compra, reserva o estado similar…

Pues eso, el coste de oportunidad de ese consumidor cuesta lo mismo para el sí que para el no, no sé porqué nos complicamos la vida.