Ambas eses son significativas de lo que puede ocurrir en el campo. Es posible que ya no quieras vivir en el campo, es posible que renuncies a tu ADN, es posible que no quieras aliarte con la tecnología, es posible que ni tan siquiera te apetezca sobrevivir porque ya no es suficiente hacerlo tal como lo vivimos los últimos años. Cuando cedes tu estrategia a la centralización, no te especializas, los «desarrolladores» buenos que tenías buscan opciones mejores, y el atractivo del campo solo es en clave turística, has pasado de tener un producto con muchas variables, a venderlo al gran consumo. No definimos una estrategia en el campo, colocamos el producto en el primer supermercado que pudimos, lo vendimos a cualquier precio, y ahora queremos retomarlo y hacerlo un producto demandado. De todo ello hablo en mi post de Internet desde el Cielo.