En un mismo paralelismo al que utiliza The Economist y el investigador Alemán Kamisori Shears para las peluquerias, hay dos mapeos que estoy trabajando que espero poder consolidar a lo largo de este año. Uno es el de las palabras que utilizan los clientes que vienen a nuestros alojamientos. Dentro de todos los targets que compran turismo, existen muchas palabras diferentes y que me llevarán a comprobar la excasa usabilidad de productos de papel, y la amplia densidad que ofrecen para el canal online.
El estudio, me permitirá también conocer los anuncios de las guías de papel. Qué terminología es la más usada para las búsquedas de turismo, ya que la competencia del turismo rural canibaliza debido a la crisis económica, la estrategia de venta del producto turístico. Qué diferencia existe entre regiones en esta búsqueda y porqué la sensibilidad al producto turístico depende no solo de las palabras utilizadas en la búsqueda de ambos, sino porqué la zonas de mayor densidad de Asturias, tienen un perfil más tranquilo. O porqué los anuncios no sirven de mucho cuando se trata de personas jóvenes que siempre tratan de convencerte. O porqué los animales son objeto de compromiso en un intercambio de datos en una web dedicada a ello, y luego forman parte de la decoración de un inmueble turístico.
Los juegos de palabras que se utilizan en mi país para las búsquedas de turismo, no tienen nada que ver con las que se utlilizan en USA, en el que el pefil del contratante es más tecnológico y complicado. En cualquier caso, de ellas también se extraen criterios interesantes. El tema del posicionamiento como tal, me preocupa más bien poco, es más, tengo amigos devanándose los sesos por este tema todos los días, mientras que a mí me interesa el comportamiento humano.
Palabras como: dónde como, a qué hora cierran, qué calzado llevo, me puedes reservar para comer, dónde aparco, y muchas más, me llevan a pensar que existen varias personalidades dependiendo la región de España que compra turismo, y dependiendo de la edad de las personas que viajan. Vivir en una gran ciudad te permite ser más irónico al enfrentarte a ciertos problemas de densidad en tráfico y restaurantes. Vivir en una pequeña ciudad genera una mayor confianza sobre la información que les das a tus clientes. Recomendar un Restaurante no tiene el mismo efecto para una familia con niños que viene de Sevilla, que para una familia con niños que viene de Madrid, al igual que no tiene el mismo efecto para todas las regiones, el nombre que tiene una ubicación.
Pensemos no solo en la ironía de los jóvenes, sino en los cambios que se han producido en los carteles que anuncian los alojamientos turísticos. Ese efecto tiene una importante connotación para el que lo alquila. Lo que vemos original en un lugar, se ve obsoleto en otro. Muchos datos interesantes para el análisis del futuro turístico.
Juan Otero
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