Este fin de semana estuve en Toledo. Era el Corpus y me apetecia conocer como se vive esta fiesta en una de las capitales con más historia de España, y ver la cantidad de turistas que arrastra el turismo religioso. Para ello, nada mejor que Julio Clemente, un prestigioso abogado de Toledo, con el que me une una buena amistad, y quien me había puesto en contacto con el Ecónome del Arzobispado de Toledo, pero mi llegada tarde a esta capital, lo hizo imposible.

El Turismo Religioso, es una de las variables con más crecimiento de las subcategorías turísticas. Muchas personas se desplazan a lugares con marcadas tradiciones para vivir no solo lo que viven sus vecinos, sino lo que la historia ha sedimentado con el paso de los años. Julio fue cocinero antes que fraile, conoce perfectamente la historia de Toledo, y es socio de uno de los despachos más conocidos de esta capital. Siempre me enseña muchas cosas, y quizás la prudencia es su herramienta letal. Es la misma que tiene la Iglesia, para demostrar que con el paso de los años, es necesario cambiar pero no por ello, perder la posibilidad de que personas de todo el mundo participen de ese cambio. Gracias Julio, por dedicarme tu tiempo y tus siempre valiosas «sentencias».