Dicen que algo tiene el agua cuando la bendicen, aunque creo que a veces la Bendicen de forma gratuita.Ayer comí en Infiesto en un hórreo-restaurante a la entrada de la villa, y fué el mejor pote, la mejor fabada y el mejor rollo de bonito que comí en los últimos 38 años, o sea , desde que nací.Su inquilina es una gran cocinera,y sus hijos le dan cobertura en el servicio. Está muy bien en relación calidad-precio, y el lugar es muy agradable.Esto viene al caso de que uno no debe siempre fiarse a pies juntillas de todo lo que lee en las guias y demas familia.A veces, los lugareños conocen lugares realmente fantásticos, pero no les ha llegado la oportunidad de sentirse laureados, y tampoco lo necesitan porque su forma de ser no pasa por grandes alardes.Solo quieren servir bien a sus clientes, y en este servicio a veces uno tiene menos presión cuando detras de los fogones no tiene cincuenta títulos.La pena es que el boom inmobiliario ya les ha llegado y en breve donde se comía muy bien, habrá muchas cocinas de Ikea , aunque no creo que sean como la que les sirvió de lazarillo durante muchos años.
Juan Otero
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