James Gleick en The New York Times, habla de los libros como una industria que sufrirá bastante en detrimento de todo lo relacionado con el mundo online. Pienso que tiene mucha razón, y los constructores dicen en USA, que al final un libro no es tan necesario y sin embargo siempre necesitarás una casa. El título del post, es un ejemplo de que revistas o libros pueden no ser útiles debido a la gran avalancha de los mismos que tiene el mercado. Sin embargo, las casar rurales, hoteles y otras ubicaciones, son además de un lugar de descanso, una posibilidad de vivir experiencias diferentes. Los libros y las revistas son cansinos.

Ayer pasé por Fnac, una de las tiendas que más me gustan, y en mi paseo por la zona de libros, veo que todo sigue igual. En Marketing, modelos nuevos sobre teorias. En Gestión de Empresas, modelos nuevos de grandes empresarios. En Política, nuevas formas de evidenciar al contrario. En defintiva, pocas novedades si tenemos en cuenta que autores, editores y google, han alcanzado un acuerdo para digitalizar los libros. Todo a golpe de click.

Si Guttemberg nos dió la posibilidad de ver los libros, Google, nos ofrece la posibilidad de elegir qué podemos ver. Y como existen muchos libros y algunos infumables sobre cada posibilidad que ofrece el día a día, el acuerdo online nos permitirá discernir entre los que quieren hacer dinero con nosotros, y los que nos enseñan a generar recursos.

James habla del libro como si fuese un martillo, porque éste aunque lo ajustes, sigue funcionando con los años. Los libros y las revistas, deben ajustarse, pero no ajustarse en cuanto a conceptos, sino en el objetivo práctico del concepto. Las casas rurales siguen funcionando, pero deben reorientar sus objetivos.

El libro o la revista escrito por escribir, ya no es atractivo. Las casas rurales, e incluso los hoteles, deben vender sin perecer al igual que los antes mencionados. Editar información sin ningún tipo de practicidad no garantiza un hueco en esa categoría. Vender alojamientos rurales, sin destacar experiencias diferentes, no garantizan un hueco en la categoría de turismo.

El libro