Lo dice The Economist, en su nuevo artículo, y no es para menos: Watching while your surf. Cuando navegas, tus datos quedan reflejados, y a partir de ahí, las empresas pueden dirigir sus objetivos. Imagina que buscas una casa rural, un hotel, o un restaurante. Imagina que crees que tu búsqueda es tu preferencia. Pero imagina que tu grupo de amigos, o de webs que visitas habitualmente, tiene tus datos y ellos, serán parte del objetivo de la empresa que tiene tu ISP.

Los esfuerzos de las empresas en este objetivo son totales. Así pues, si un día te sale un pop up, recomendándote un alojamiento determinado, quizás seas de los que tienes preferencias en ese sector. ¿Alarma?. Quizás por desconocer todo lo que existe detrás de esta pantalla, y legalmente, hasta que punto esto puede ser así. Mientras tanto, ten en cuenta que estás vigilado siempre que navegas. Quizás una vigilancia comercial, basada en tu paso por un determinado lineal, pero vigilada al fin y al cabo.

¿Mercantilista?. Pues claro. Si se que clientes van a visitar una determinada categoría de turismo, debería ser uno de mis objetivos en cuanto a inversión online. Existe menos disipación del objetivo, y un mayor control de la inversión. En la parte opuesta, la privacidad a tus datos, que legalmente deben estar protegidos para evitar un uso disconforme de los mismos, por parte del titular.

No parece una buena venta para el sistema, aunque de forma transparente, podría ayudar a los usuarios a encontrar lo que buscan y a los proveedores a ofrecer lo que se demanda. Turísticamente hablando, tendrías la oferta adecuada a tus intereses.