Cuando llegan estas fiestas, todos acudimos a los mismos lugares, más o menos, todos tenemos los mismos regalos en mente, y a veces uno piensa en el porqué de no regalar turismo. Creo que además de falta de costumbre, a veces nos falta ver más allá de la comercialización de dicho producto en determinados momentos del año y en determinados canales de venta. Quizás sería importante, empezar a ver este producto como regalo en más lugares, lo que ampliaria sus posbilidades de compra y de regalo.

Es importante el concepto intangible en la sociedad, donde parece que lo que no compras, te lo envuelven, pesa y hace bulto, no es un regalo navideño. Evidentemente, el turismo es algo que no puede competir en cantidad, pero sí, en calidad. Un amigo, me dijo hoy que él había hecho dicha compra para regalar, y me pareció una idea fantástica. Hombre, no será la isla en el caribe, porque la mayoría de los regalos de navidad en un target mayoritariamente comedido en gastos y distributivo en diversos menesteres navideños, no tiene sentido, pero a buen seguro, será un regalo que a su destinatario, le encantará.

El turismo debe dejar que el canal más especializado sea tratado por las agencias, y que el turismo de uso diario, sea tratado por más canales que los habituales. Es una onda expansiva, y cuando primero se empieze a expandir, más posibilidades habrá de competir con otros productos. Aun recuerdo cuando los regalos típicos de navidad, eran zapatillas, pijamas, ropa, y un largo etc. Ahora se regalan ordenadores, móviles, mp3, ¿y porqué no turismo?.

Los hábitos de regalos irán cambiando el consumo, y en unos años, es probable que todos estemos de vacaciones en Navidad o en Reyes. Eso si, regaladas, y es que la sociedad del ocio, empieza a ser muy importante como «colectivo«, con lo cual, si este demanda este producto, deberá estar las estanterias llenas, y no solo las de las agencias de viaje, para que el cliente pueda regalar lo que demanda nuestra sociedad. Tiempo al tiempo.