Hoy estuve en la II presentación del vino Ribeiro en Gijón. Hace un año, se celebró en el hotel Reconquista y hoy se celebraba en el hotel Abba de Gijón. Como maestro de ceremonias, Diego Carcedo al igual que el año pasado. Este año pudo hablar con más tranquilidad, pero eso no implica que todos estuviesemos más callados, simplemente había menos personas. Gijón es un lugar entrañable para estos actos en verano, y Oviedo tiene concentra más posibilidades para los mismos en Invierno. Al final, datos son amores, y si el Consejo Regulador revisa datos, el año próximo……

Me encontré con varios amigos de Hostelería, también de los Lions y empresarios de otros sectores. Eché en falta a muchos empresarios Asturianos. Quizás la hora, Quizás el lugar. Un cúmulo de circustancias. Cuando se analiza una ubicación, se debe buscar el porqué de la misma, y a mi entender, este era mejorable. Independientemente de todo ello, y ya desde un plano profesional, la labor de Jorge Ramos, fue impecable, siempre pendiente de que todo fluyera perfectamente.

¿Los vinos?, fantásticos. Inclusive un tinto Ribeiro que no tiene nada que envidiar a los demás tintos de este país. Cuando llegué a Oviedo, me fui a El quinto de la tarde, y me tomé un 100 piperr, of course. Le pregunté a Raúl sobre los Ribeiros y me dijo que no los puede tener porque no vende pescado. Me quedé sorprendido, porque recordaba la frase del profesor Covián en  el Cafetín en Lastres, que decía que el mejor tinto era un buen blanco.

Y sorprendido sigo a estas horas. ¿Porqué la hostelería no vende Ribeiro?, ¿Porqué el Consejo Regulador no lo promociona por tierra, mar y aire para que hablen de ello en los bares?, ¿Porqué a un evento de estas características no acuden una buena parte de empresarios de turismo?, ¿Porqué los mismos no se preocupan de promocionar entre sus asociados una ruta de vinos?, ¿Porqué, porqué y porqué?. Muchos porqués para un producto con futuro pero al que le falta no solo vencer, sino convencer. Para ello, se requiere un posicionamiento estratégico en la mente del consumidor, y mientras esto no ocurra, le costará limarle puntos a su hermano mayor, el Albariño, al que todo el mundo ve como un producto de calidad.