Los hombres tienen que vivir por valores, decía Tolstoi. El patrón Americano del Rural Value, el valor de lo rural, se explica muy claramente en este artículo del diario online JSTOR. De ahí que considerar las cosas como buenas y malas es fundamental para a su vez con esa evaluación, ver los cambios que se producen. El Hombre, y sobre su eje gira la capacidad para cambiar muchas situaciones pero sigue sin poder desprendenderse de ese centro de valores que lo hacen humano. El porqué es la capacidad para aceptar, repudiar , rechazar, y ese largo etc de palabras que dan sentido a nuestra actividad diaria en contacto con lo que nos rodea.

En USA, este valor de las personas, se produce por el equilibrio que tienen sus valores al dejarlo patente en actividades de recreo, parques de ciudades , en los suburban yards y en muchos lugares que queda patente que aunque el hombre ha pasado por esos sitios, los valores se han trasladado intactos.

Nuestra influencia es constante en nuestro entorno, y lo importante es mantener la esencia del mismo, con subidas y bajadas, porque en cualquier actividad humana no hay electroencefalograma plano, pero que de alguna manera se aporte y se soporte ese cambio dentro de una crítica que provee nuestro centro de valores.

Cuando hacemos Turismo rural, somos nosotros los que cambiamos el entorno, y con nuestras costumbres pasamos a generar un centro sobre el que se asentarán los planteamientos futuros de esa zona. Evidentemente todo lo que rodea a esta situación, está llena de intereses que no siempre tiene el mejor objetivo. Quizás nos falte como dice Bosanquet en el artículo:»Yo cuido alguna cosa«. Y así es fácil preguntarse si todos podemos cuidar alguna cosa en el entorno rural, y podemos hacerlo de forma en que a través de ese cuidado, se vea reflejado nuestro paso por él pero englobado en un centro de valores, como dice el título del post.