Hoy me pasó un caso que a no ser de la agilidad que tuvimos, una de las casas se hubiera inundado un poco. Uno de los mangitos del agua caliente, perdía y lo había arreglado yo hacía no más de un mes. Hoy seguía perdiendo y me dispuse a arreglarlo. Con una llave inglesa lo apreté, pero al estar su zapata gastada, se rompió y el agua hirviendo salía con una fuerza impresionante. Calderos, calderos, mojaduras y más mojaduras, mientras al no encontrar la llave para abrir el registro, un golpe de martillo rompió el cristal, cerramos la llave y la situación terminó ahí.
Lo que me pregunto, no es como no dimos con la llave para abrir el registro, que tenemos ciento y la madre, sino porqué un registro del agua tiene que estar cerrado con llave. A veces, estas cosas que no se hacen pensando en una emergencia, deberían ser más tenidas en cuenta, porque siempre hay un momento en el que algo falla, y no siempre estás al lado del fallo. De ahí que extintores, llaves del agua, cables aislados y muchos otros “pequeños” detalles, deberían ser tenidos en cuenta para evitar que sucedan situaciones desagradables. Son experiencias de las que se sacan siempre importantes conclusiones, no solo del ámbito comercial se aprende.
Juan Otero
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