Siempre he hablado de la importancia de vincular Destino a todos los alojamientos en la categoría del Turismo Rural. Siempre he comentado la necesidad de que nuestra región esté por encima de cualquier unidad de alojamiento, sea de la categoría que sea.  Siempre he comentado la necesidad de profundizar más en nuestras raices para encontrar el porqué de una región, como destino de turismo rural y siempre defenderé algo que algunos timidamente empiezan a comentar: no existen alojamientos, existen destinos que en el conjunto de esa planificación estratégica, tienen a estos entre otras cosas para vender.

Si uno ve un lineal de un Hipermercado, uno no ve una marca sola, ni un producto. Lo que ve son muchos productos, concatenados hacia el destino final. ¿Cuál? :línea de cajas o sea facturación. La importancia de vender no radica en la posibilidad que tengas de influir en la compra no aislada sino en la capacidad de influir en que todas las compras que se realicen tengan como objetivo un lugar, y a ese lugar se le llama destino.

Lo contrario a este destino es desatino, o sea falta de tino. Sino apuntamos a ese objetivo tendremos una falta irreparable en nuestra ejecución del objetivo. Vender turismo rural, es más menos fácil, vender un concejo, o una región como destino implica muchas cosas. La mejor forma no es influir en la decisión de nuestro destino, sino confluir. De esto si puede vivir una región o concejo, porque es la autopista por donde circulan todos los vehículos hasta ese nudo que seria tu destino.

Cuando hablas con un cliente, en turismo rural, nunca hablas en clave de tu alojamiento, como un ente propio. Os soy sinceros, cada día hablo más de Asturias como destino, y de como la profesionalización de este sector, nos hará ser mas vendibles. Casi siempre hablo de las bondades de esta región, igual que hablaré de otras en cuanto lancemos la franquicia, porque no venderemos solo turismo rural, sino la idea de vincular un negocio y unos derrededores a la visita de un cliente, y esto implica al concejo entero. Cuando seamos  capaces de que el DESTINO  sea de lo que más se acuerda el cliente, evitando nuestro ego, porque al llegar le abrimos los ojos de par en par, olvidándose de nuestra ubicación física y pasando a la global, habremos conseguido elevar nuestra capacidad profesional, para tener un futuro rural, profesionalmente hablando, con mucha proyección.

Imaginemos al Destino como nuestra marca ideal, esa marca que nos encanta, nos seduce y tenemos en la boca cada vez que alguien habla de lo que la evoca.