Nuestro país tendría una velocidad diferente si muchas empresas en vez de subsistir con empleados, invirtieran en  intraemprendedores, o sea TALENTO capaz de mover la empresa fuera de los parámetros de la «respiración asistida» para lo que da una jornada laboral. En el entorno rural, ocurre como en muchas de esas empresas: las personas que pueden visionar el cambio, saben porqué  su trabajo es el de multiplicar cada resultado diario, mientras el de los «otros» es el de dividir. Las sociedades fracasan en el asociacionismo por el interés que se deriva de ello: o conmigo o contra mí, dirían muchos responsables de entes que no aportan nada al espacio social que más necesita la potenciación de cerebros. Estoy seguro de que la suma individual del talento de cada una de las personas que emprende, es mucho mayor que el global de todas ellas juntas, porque la la falta de información anula cualquier decisión. Sean pueblos o sean ciudades, la posibilidad de conseguir evolucionar, es «desarañar» todos los entes y permitir una conexión global de información más rápida. Lo demás, es perder oportunidades de negocio individual para cada emprendedor, tema que abordo en mi último post en el blog Internet desde el cielo.

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