Sea cual fuere la temática, un portal basado en la interacción de las personas que lo visitan y que de alguna forma se sienten atraidas por sus contenidos, no debe hacer una cosa: colocar comentarios sobre lo que opinan sus usuarios sin haber contrastado la información. En un momento en el cual las redes sociales fundamentan la mayor parte de los negocios de turismo, no es de recibo que personas que hayan tenido una experiencia negativa sea cual fuere, lo utilicen para dañar la imagen de una empresa turísitica.
Según la LOPD, no se pueden publicar los datos de las personas que hacen dichos comentarios, y además pueden ocultarse bajo un nombre de usuario que nadie conoce. Es más en una gran mayoría, uno puede dejar comentarios con el simple hecho de colocarlo y darle a la tecla enviar, lo cual he podido comprobar hace unos días. No estoy en contra de los comentarios. Estoy en contra de que cualquiera que haya tenido un problema con un propietario, utilice los portales para desprestigiarlo sin ningún fundamento. Todos tenemos fallos en los alojamientos, no hay un negocio perfecto, pero resulta muy llamativo que lo que no te comentan a tí, lo comenten en los foros y en estos se les dé luz y taquígrafos, preguntando al «reo», o sea al propietario a posteriori.
Hace poco me encontré con uno. El portal me preguntó qué opinaba, y yo le dije que en nuestro listado de reservas, no estaba este señor, así pues, deberían pedirle facturas, fotos, etc, para contrastarlo y que al fin y al cabo, ellos sabrían si darle cobertura a alquien que coloca un comentario sin argumento ninguno. Es más, lo hacía en una semana en la que éramos noticia, lo cual resultaba bastante chocante.
Los portales deben otorgar la misma validez al propietario que al cliente. La diferencia es que el propietario siempre es visible y el «cliente» que coloca el comentario no. No hace mucho, uno podía pedirle a amigos que hablaran bien de uno para elevar su visibilidad positiva en el mismo. Los portales deben empezar a basar su negocio no en la cantidad de alojamientos y visitantes, sino en la calidad de los mismos y las sinergias que ambos pueden generar. Lo cualitativo se impone a lo cuantitativo. Y deben otorgar credibilidad cuando esta sea contrastada.
El turista de estos días conoce muchas formas de viajar y de opinar sobre esos viajes. Debemos pedirle que sea honesto, serio y responsable con lo que comenta. El permitirle que por un motivo determinado comente de forma negativa sobre un alojamiento, es concederle un espacio al que no aporta mucho a este sector. Dejar un arma en manos de una persona que no sepa manejarla es una temeridad. Dejar una opinión en manos de una persona que no sea responsable con la situación que la motiva, es otra temeridad. Y hasta que esto no cambie, el cliente siempre tiene razón. Claro está, salvo cuando no la tiene, que también son muchas veces. Así pues, este apartado necesita una actualización.
Juan Otero
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